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Italiana de nacimiento, pero criada en Inglaterra, Florence Nightingale no solo revolucionó la profesión de la enfermería, sino también la estadística aplicada a la sanidad; sentando así las bases de Big Data.

El día 12 de mayo se conmemoran varios eventos de gran importancia, como el Día Mundial de la Fibromialgia y del Síndrome de la Fatiga Crónica o el Día Mundial de la Enfermería. Precisamente, esta última una celebración es la que debemos a Florence Nightingale. Nacida en Italia, se antepuso a su familia para conseguir sus aspiraciones, convertirse en enfermera y estadista. Dos logros que consiguió y por los que le debemos grandes avances en el campo de la sanidad. Por eso, cada 12 de mayo celebramos su nacimiento, que en este 2020 cumple 200 años.

Nacida en 1820 en el seno de una familia de clase alta de la época victoriana, el futuro de Florence era instruirse para alcanzar el ideal femenino del siglo XIX y casarse. Sin embargo, la educación privilegiada que recibió junto a su hermana le aportó una sed de conocimiento. Un conocimiento que quiso enfocar en el área de la medicina como enfermera, en un primer momento de forma autodidacta ante la negativa de su familia, y posteriormente ocupando el cargo de superintendente en el Instituto londinense para el Cuidado de Señoras Enfermas.

Su gran instrucción y experiencia en el campo de la enfermería fueron fundamentales en la contiendo que estalló en 1854, la Guerra de Crimea. El pobre estado de salud de los soldados empujó al Secretario de Estado a nombrar a Florence oficial del Ejército. El objetivo era formar un equipo de enfermeras que pudieran atender los hospitales de campaña del frente en Escutari (Turquía).

Las condiciones que encontraron a su llegada eran deplorables: habitaciones sin ventilar con soldados heridos hacinados, ropa de cama y uniformes sucios, malnutrición,…Factores que habían desencadenado enfermedades como el tifus, la disentería o el colera y que estaban diezmando al ejército.

Además de labores de mejora de las instalaciones, higienización, lavandería e, incluso alimentación, Florence recabó datos y sistematizó el control de registros. Lo logró a través de métodos pioneros para la época como recolección, tabulación y presentación. De este modo logró crear estadísticas comprensibles y capaces de extraer conclusiones.

Un ejemplo de ello es su “Diagrama de la rosa” para representar las causas y la evolución de la mortalidad de los soldados durante su estancia en el hospital militar de Scutari.

Sus aportaciones al campo de la estadística sanitaria no acabaron ahí, Florence Nightingale siguió luchando por visibilizar las cifras trabajando en sus últimos años en informes referentes a las zonas rurales de la India. Florence creó un minucioso informe estadístico acerca de las condiciones sanitarias, promoviendo así la introducción de mejoras, tanto de la atención sanitaria como de la salud pública.

Todas sus aportaciones al campo de la estadística fueron premiadas en 1858 convirtiéndola en la primera mujer miembro de la Royal Statistical Soeciety, e incluso en 1874 se convirtió en miembro de honor de la American Statistical Association.

Quizás lo más conocido de Florence Nightingale fueron sus vigías a los soldados heridos de Crimea durante la noche, lo cual le valió el apodo de la ‘dama de la lámpara’. Sin embargo, su legado nos ha llevado al actual Big Data sanitario.

Del Diagrama de la Rosa al Big Data sanitario

El conocimiento es poder y, precisamente, el poder es algo fundamental en medicina. Ese privilegio que nos aporta el conocimiento se traduce en algo vital dentro del área sanitaria: salvar vidas.

Conocer los datos y cifras de todo lo que acontece en medicina permite extraer conclusiones que puedan mejorar la atención sanitaria en aspectos tan variados como ser capaces de prevenir enfermedades, antes incluso de su diagnóstico; conocer la incidencia de ciertas patologías; e incluso comprender afecciones hasta la fecha desconocidas como puede ser el actual COVID-19.

Sin la estadística y el Big Data sanitaria dentro de la actual pandemia no podríamos conocer la penetración de la enfermedad dentro de la población, los rangos de edad más afectados, los síntomas más habituales, y un largo etcétera de elementos que están siendo fundamentales en la lucha contra el virus.

Igual que en su momento las estadísticas de Florence Nightingale desvelaron que si la tasa de mortalidad era de 1.174 por cada 10.000 soldados, 1.023 soldados morían debido a enfermedades infecciosas durante la Guerra de Crimea, y obligaron a la Reina Victoria a tomar medidas de higiene dentro de los hospitales. En la actualidad el análisis de Big Data permite analizar toda la información de forma conjunta con el fin de obtener más conocimientos y experiencia médica, así como una mejor orientación con respecto a las decisiones sanitarias, beneficiando en última instancia al paciente.

Teniendo consciencia de que el Big Data es fundamental, ¿cómo lo integramos y obtenemos esa valiosísima información dentro del ámbito hospitalario sin necesidad de aportar mayor carga de trabajo a los profesionales del centro? A través de la digitalización de los procesos como la implementa MYSPHERA mediante tecnología IoT.

MYSPHERA, más allá de un sistema de trazabilidad

La solución de MYSPHERA surge ante la necesidad de hacer evolucionar el sistema sanitario sin cargarlo sobre los hombros del activo con más valor, el personal. La digitalización forma parte de casi todos los ámbitos de nuestra vida, ¿porqué no debería sumarse a uno tan fundamental como es el sanitario?

Mediante el ‘Hospital Process Manager’, basado en tecnología RTLS (Localización en Tiempo Real), no solo le aportamos la posibilidad a los centros médicos de conocer la localización e información de todos sus pacientes en tiempo real, sino que suma eficacia, eficiencia, visibilidad y, sobre todo, control de todos los procesos que transcurren en las instalaciones.

Un seguimiento minucioso que nos ofrece lo que consideramos más valioso en medicina, conocimiento. Un conocimiento que la plataforma gestiona a través de dashboards de visualización y analítica de datos; y que además procesa para ofrecer información clave para mejorar los procesos de atención, flujo de pacientes, ocupación, etc.

Información vital que, por ejemplo, es capaz mejorar el rendimiento quirúrgico hasta un 10% y, por lo tanto, conseguimos el principal objetivo del sistema sanitario: mejorar la calidad de la atención de los pacientes y las condiciones de trabajo de los profesionales.

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